martes, 17 de abril de 2018

El caso Puigdemont y Europa

Algunos extranjeros bienintencionados han dicho que el caso Puigdemont y debe resolverse en España.
Bien, pero también es europeo, puesto que los forajidos se han ido a refugiar en varios países del continente. Está en juego, por tanto, el crédito de la Unión Europea, puesto que se va viendo que la imprescindible lealtad entre las naciones que la componen es puro camelo. Un sueño, una ilusión, un frenesí.
Una lamentable ministra alemana ha dicho una sandez que es una ofensa en regla a un país aliado, como es España, a un socio de la Unión. Ha insinuado que Puigdemont podría vivir en libertad, en un país libre. Entonces, señora estúpida, los alemanes residentes en España no viven en un país. El caso es que la impresentable esta se ha disculpado, o medio disculpado, pero no ha sido puesta de patitas en la calle, que es lo que debería haber sucedido.
La cuestión es que la Unión Europea se resquebraja, sin que los alemanes sean conscientes de ello, ni tampoco los demás países en los que han sentado sus reales el resto de forajidos.
El caso afecta a todos los países de la Unión Europea, puesto que se ha atacado la ilegalidad de uno de ellos. Los separatistas, además, llevan mucho tiempo haciendo una propaganda infame, por falsa y peligrosa, sin que los gobiernos de esos países aliados hayan salido al paso de semejantes despropósitos y hayan dejado que sus ciudadanos se crean esas mentiras.
Esos gobiernos dejan que la opinión pública de sus países tengan unas creencias contrarias al espíritu de la Unión Europea, luego acogen a los fugitivos y reciben con reticencia las peticiones para que sean puestos a disposición de la justicia del país en el que se han cometido los presuntos delitos.
Cabría hablar de la Europa irresponsable.

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