martes, 1 de mayo de 2018

Esos sindicatos no

Los sindicatos son necesarios, eso es una obviedad. Del mismo modo que no puede haber democracia sin jueces y periódicos independientes tampoco puede haberla sin sindicatos.
Pero estos sindicatos que tenemos aquí, CC.OO. y UGT no son los más adecuados para defender a los trabajadores. Siempre, o al menos muy a menudo, están en contra de sus intereses. Han estado y seguramente siguen estando en contra de los intereses de los trabajadores en Cataluña, porque cuando se está en contra de la ley se está en contra de los trabajadores, especialmente de los más indefensos. Si alguna defensa tienen las personas más vulnerables es la ley. Cuando se critica la labor de los jueces, o sus medidas, se deja desamparados a los frágiles.
Cuando se está a favor de los nacionalistas se está en contra de los trabajadores, porque la finalidad de los nacionalistas no es hacer un mundo mejor, sino llevar a la gente a donde ellos, los nacionalistas, quieren. A los nacionalistas no les importa que por su causa se rompan familias, se rompan amistades, se destruyan puestos de trabajo, como ha ocurrido en Cataluña y en el País Vasco; el nacionalismo se basa en sembrar odio y fomentar el egoísmo, y ninguna de ambas cosas es buena para los trabajadores.
Esos dos sindicatos, además, colaboran muy activamente en la barbaridad que supone que se obligue a la gente a aprender lenguas y dialectos que no son de su interés, ni pueden serlo, salvo que sean sus lenguas maternas o piensen dedicarse a la filología. Este cometido no es muy propio de los sindicatos, que en cualquier caso deberían hacer lo contrario, es decir oponerse a que se obligue a los funcionarios a aprender algo que no es necesario para el desempeño de sus funciones.
Estos sindicatos perciben muchas subvenciones del Estado y en cambio lo traicionan cuando se alinean con los separatistas y otros especímenes.

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