lunes, 15 de enero de 2018

Entre Talegón y yo

Talegón apoya a los etarras y yo a las víctimas de los etarras. Hay una diferencia sustancial. Mientras ella va en busca de las profundidades de la condición humana, allá en donde anidan la vileza y la abyección, yo miro hacia la parte alta de la tabla, aun sabiendo que jamás tendré suficiente fortaleza para llegar hasta ahí. Pero por lo meno la tengo en el punto de mira.
Mientras ella lee manifiestos infames, yo contribuyo al mantenimiento de Covite, algo que deberían hacer todas las personas decentes y preocupadas por el bienestar moral de España, y contribuyo a mantener vivo el buzón de Joseba, además de haber participado en él.
Joseba Pagazaurtundúa es una de la víctimas de ETA. Unos impresentables, lo dejaron a merced de ETA, porque no cabe duda de que les molestaba. Su asesinato sirvió, además, de aviso para otros. Quienes siguieran sus pasos tendrían la misma receta, el mismo tratamiento, el mismo trato vil durante los tiempos previos al asesinato.
Pero los cálculos de Talegón, el modo de pensar suyo, quizá la lleve por otros derroteros. Quizá ella, sagaz como muchos, piense que los cómplices y simpatizantes de ETA son muchos más que los partidarios de las víctimas del terrorismo, como lo prueba el hecho de que Covite tenga tan pocos suscriptores y el buzón de Joseba tan pocas cartas.
Todos los votos valen igual, da lo mismo que ciertos votantes sean unos canallas. El voto de cualquiera de los héroes que se han enfrentado a la banda tiene el mismo valor que el de cualquier gallináceo, de Andoáin, de Ermua, de Hernani o de cualquier otro lugar en el que los etarras se sientan como en casa. Esta es una de las debilidades de la democracia y una persona decente no debería tenerlas en cuenta.
En fin, Talegón va por su lado y yo por el mío.


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