lunes, 13 de noviembre de 2017

Colau, la hipnotizadora

Pero sólo hipnotiza a los que quieren ser hipnotizados, a los que ya llegan con la capacidad cerebral mermada, porque nada de lo que dice resiste el menor análisis.
Es una alcaldesa casi tan mala como Ribó, su homólogo de Valencia, de quien creo que no hay constancia que sepa hablar en español y en cambio ella ha sido criticada por usar la universal lengua de Cervantes y no el dialecto catalán https://www.change.org/p/alcalde-de-valencia-al-alcalde.
Colau asume el papel de equidistante y no cuesta mucho darse cuenta de quien actúa de ese modo en realidad está de parte de quien no tiene razón y con su actitud da a entender que si quien la tiene le exige que se pronuncie lo hará en el sentido indicado.
Su intención es la misma que la de los podemitas, es decir, alcanzar el poder y sabe que su caladero de votos está en aquellos en los ha prendido el odio y es a esa gente a la que se dirige, a la que acaricia en su resentimiento, a la que adula.
La democracia, que es el menos malo de los sistemas políticos, tiene sus zonas vulnerables por las que se cuelan todos los antidemócratas, para aprovecharse o destruirla.
Algún día habrá que abrir los ojos y comprender que el nacionalismo es incompatible con la democracia y que el populismo es una tomadura de pelo a gran escala.
Habrá que exigir que los aspirantes a políticos pasen un examen de cultura general y de conocimiento de la Constitución y que redacten un escrito en el que expliquen su concepto de la democracia.
Si la alcaldesa de Barcelona hubiera hecho su redacción sobre la democracia en los términos que viene utilizando para hablar de ella habría sido suspendida y no habría podido acceder al cargo. Y si lo hubiera hecho en términos correctos no podría estar diciendo las barbaridades que salen de su boca.

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