jueves, 12 de octubre de 2017

Los partidos políticos destructivos

El apelativo destructivo que se les aplica es correcto, puesto que ellos mismos se autodenominan como antisistema y en los casos en que no es así demuestran que lo son, puesto que se alinean con los traidores a España.
Aunque no habría sido necesario especificar a quien traicionan, basta con llamarles traidores. Se alinean con ellos y para justificarlo manipulan la realidad de los hechos, como si los demás fuéramos tontos. Se creen capaces de hacernos creer que los cerdos vuelan, cuando lo cierto es que si alguien se lo cree es porque desea creérselo.
Los hechos, por si alguno no se ha enterado, son los siguientes: Unos señores que son parte del Estado, al que han jurado o prometido fidelidad, y que cobran todos los meses del Estado, vienen siendo desleales a quien les ha otorgado su confianza y les paga, de forma habitual desde el inicio de la democracia, lo cual ha desembocado en un desafío total.
Y todos los partidos políticos destructivos, como no podía ser de otra manera, se han situado de parte de los traidores, lo cual plantea dos cuestiones. La primera es una pregunta que consiste en que cómo es posible que el Sistema admita a unos partidos políticos que aspiran a destruirlo. No se les debería haber legalizado. La segunda es una deducción: el voto a esos partidos políticos obedece a un impulso autodestructivo. Nadie, aparte de los líderes de esos partidos ganaría nada con la destrucción de España, que no lo olvidemos, significaría la quiebra, la ruina y la muerte para muchos, unos porque no podrían soportar la pena la ver tanta ruina y otros porque no podrían ser atendidos en los hospitales, por falta de dinero y de medios.
El desafío de los catalanistas ha servido para poner de manifiesto, de forma clara y palpable quienes quieren el bien para todos y quienes desean la ruina generalizada.

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