domingo, 8 de octubre de 2017

Bancarios independentistas

El día 3 de octubre cientos de empleados de banca, fanáticos, abandonaron sus puestos de trabajo y salieron a la calle a manifestar su odio a España y los españoles.
Hoy, 8 de octubre, muchos de ellos tienen su empleo en el alero. Sus entidades no van a tener más remedio que adelgazar sus plantillas, puesto que han perdido una gran cantidad de negocio. No voy a decir que se lo merecen, ni alegrarme por ello, porque no le deseo ningún mal a nadie, pero sí que recapaciten y se den cuenta de que su odio está injustificado, porque gracias a los españoles han tenido trabajo durante un tiempo y lo seguirían conservando si no se hubieran dejado contagiar ese sentimiento tan nocivo, que volverá a perjudicarles en el futuro si no se desprenden de él. Es curioso que haya catalanes que odian a sus clientes.
Sobre el hecho citado cabe preguntar que cómo es posible que los dirigentes de esos bancos permitieran que sus empleados abandonaran sus puestos para salir a morder la mano que les da de comer. Los dirigentes bancarios se ponen unos sueldos astronómicos, dicen que para que no se los lleve la competencia. Quieren hacer creer que son muy competentes, pero luego no son capaces de anticipar el estallido de la burbuja inmobiliaria, después tontean con los nacionalismos durante años, más tarde no saben sujetar a sus trabajadores a las sillas en las que deben estar...O sea, no son tan competentes. Sin embargo, despedirán trabajadores, pero ellos seguirán cobrando sueldos astronómicos todos los meses y quizá también bonus.
Además, están los sindicatos, que tienen economistas y abogados y otros profesionales capaces de analizar un abanico grande de situaciones que afecten a los trabajadores y podrían y deberían haberles dicho que esa guerra no es la suya. Ni aún en la mejor de las hipótesis los trabajadores ganarían nada con la independencia de Cataluña. No serían ellos quienes saldrían ganando, en el caso de que ganara alguien.

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