viernes, 15 de septiembre de 2017

Las hordas contra Soraya

Un titular decía ‘Soraya se crece ante Cataluña y twitter...’. Ante Cataluña...Si todos los catalanes fueran como el insolente, provocador, tergiversador y embustero que debatió con la vicepresidenta, o como los que se fotografiaron con Otegui valdría la pena dejar a Cataluña a su aire.
Afortunadamente, no todos los catalanes son marrulleros, falsos e hipócritas, no todos los catalanes son individuos cargados de odio y mala fe. Tampoco todos los catalanes son admiradores de un etarra convicto y confeso, que ha pasado varias veces por la cárcel y que no se ha arrepentido de su pasado como terrorista.
Hay catalanes que son verdaderos demócratas, que sufren vergüenza por todo lo que está pasando en Cataluña y que temen verse perjudicados en el futuro por la sinrazón que se ha adueñado de una buena parte de sus conciudadanos. Estos catalanes que no se han dejado convencer por esos que incitan al odio y que fomentan el egoísmo merecen que el resto de los españoles nos esforcemos por salvar a Cataluña de sus infames dirigentes.
Soraya Sáenz de Santamaría contestó a su insolente interlocutor con mucho acierto, quizá la indignación hizo que entendiera mal una alusión a su persona, pero en ese pequeño detalle su discurso fue bueno y contundente. Quizá pudo haberse demorado más en desmontar, una a una, todas las barbaridades y mentiras que dijo su oponente. Aunque fue realmente indignante que el sujeto utilizara la cámara para insultar al resto de españoles y para arrogarse la voluntad de los catalanes decentes, no podía esperarse de él que hiciera otra cosa.
Referirse al desafío a la ley como un acto democrático es propio de retrasados mentales. Y había gente de su partido que se reía cuando decía eso. Presumir de que se van conducir de forma pacífica cuando no saben vivir sin ejercer la violencia contra quienes no piensan como ellos es cinismo. Las hordas de tuiteros antisistema pueden decir lo que quieran, que sólo pueden engañar a quienes quieren ser engañados.

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