lunes, 7 de agosto de 2017

Los catalanes deberían votar

Habría que preguntarles qué dos lenguas, de entre la catalana, la inglesa y la española, desean que estudien sus hijos.
Seguramente hay catalanes que puestos a elegir entre lo que más conviene a sus hijos o tratar de prolongar artificialmente la vida de una lengua, optan por lo primero.
Hay que añadir que el modo en que se está tratando de proteger a la lengua catalana, imponiéndola por la brava puede generar el efecto contrario, es decir, que probablemente acelerará su desaparición, aunque esto no importa a los sinvergüenzas que gobiernan en Cataluña, que sólo miran por su propio provecho.
Igualmente hay que tener en cuenta que no es probable que Adán y Eva se entendieran en catalán, como parecen sugerir todos esos historiadores y lingüistas a sueldo de la Generalidad Catalana, y que todas las demás lenguas del mundo se derivan de la catalana, porque no se deriva ninguna, sino que más bien es ésta la que deriva de otra, lo cual explica que algunos giros o palabras suyas recuerden a la lengua francesa.
Es decir, la Constitución podría permitir ciertos refrendos o consultas populares, que tendrían mucha lógica y bastante utilidad.
Se les podría preguntar a los catalanes si les parece correcto que destine tanto dinero de los impuestos a subvencionar medios afines, lo cual dio como resultado algo tan ridículo como el editorial conjunto, que seguramente redactó Juliana. A lo mejor los catalanes preferirían que ese dinero se destinara a mejorar la sanidad pública y eliminar las listas de espera.
Puede darse el caso, por otra parte, que el dinero que se dedica a establecer y mantener embajadas por el mundo se emplease en mejorar la Educación Pública.
O que todo el producto de los impuestos destinado a colonizar culturalmente a las Baleares y al Reino de Valencia revirtiese en servicios para los catalanes.
Es decir, el gobierno catalán va a lo suyo y los ciudadanos le importan muy poco. 

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