martes, 8 de agosto de 2017

Creo que Rosa Díez tiene razón

Pero antes de entrar en materia creo que es procedente poner aquí algunos párrafos de la columna de hoy de Luis María Anson:
«Solo Rosa Díez  tuvo en su día un atisbo de llevar adelante la ley que sanara la enfermedad del derroche y el abuso. En síntesis, esa ley diría: "Ningún partido político, ninguna central sindical puede gastar un euro más de lo que ingrese a través de las cuotas de sus afiliados".»
Antes había dicho: «De los 700.000 funcionarios de 1977 se ha pasado a 3.200.000 empleados públicos».
Son cuestiones a tener en cuenta que preocupan más a Rosa Díez que a Pedro Sánchez, todo hay que decirlo. Ahora todo el mundo añora a la otrora lideresa de UPyD, pero en su día, cuando puso patas arriba el sistema, con iniciativas reales y nada demagógicas, la orden era darle leña al mono, y en cumplirla se afanaron muchos periodistas independientes, y se justificaron al modo que explica Cervantes: «Cubre el traidor sus malas intenciones/ con rostro grave y ademán sincero,/ y adorna su traición con las razones/ de que se precia un pecho verdadero.».
Lo que le interesa a Pedro Sánchez es echar a Rajoy, fundamentalmente para ponerse él. Con tal de cumplir este objetivo sería capaz de aliarse con Jack el Destripador, con Lenin, con Pablo Iglesias, con Stalin, con Puigdemont, con Otegui, con Junqueras, con quien sea.
Rosa Díez ve conexiones entre Pedro Sánchez y Nicolás Maduro. Yo también las veo. Pedro Sánchez se lleva muy bien con Pablo Iglesias, cuyas ideas sobre economía ponen los pelos de punta a quienes saben del asunto. Y ya se ve la situación en que ha dejado su tan querido chavismo a Venezuela. Es imposible que Pedro Sánchez desconozca la vinculación de Podemos con el gobierno de Maduro y con los gobiernos de la zona en los que el chavismo tiene influencia.


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